La mejor estrella de los Juegos Olímpicos: La ciudad de París

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León Marchand, Simone Biles, Armand Duplantis, son algunas de las figuras deportivas de unos Juegos Olímpicos en la que la estrella más rutilante es… la propia ciudad de París.

Instalaciones olímpicas en el corazón de la ciudad, un maridaje de deporte y patrimonio, que enamoran a los visitantes.

Lunes por la tarde, plaza de la Concordia. Los hinchas franceses abandonan el estadio donde se disputa el baloncesto 3×3, pasando por delante del antiguo obelisco y de dos fuentes monumentales diseñadas por Jacques Hittorff.

Frente a ellos, la Asamblea Nacional. A la derecha, el Arco del Triunfo al final de los Campos Elíseos. A la izquierda, frente al Louvre, el pebetero olímpico se eleva sobre las Tullerías. Detrás, la iglesia de la Madeleine iluminada.

“Es una combinación mágica de los lugares legendarios de París y el deporte”, dijo Anais Guillot, quien viajó desde Le Mans (oeste) con Romain, su pareja.

Antes, esta pareja había subido a la Torre Eiffel para disfrutar la vista con el estadio de voley playa construidos a los pies de la Dama de Hierro parisina.

“Lo normal es que los Juegos Olímpicos se celebran en un estadio. Aquí, se han abierto a la ciudad. Además, estamos descubriendo monumentos”, comentó encantado Romain Guillot.

– “CONCEPTO DEL SIGLO” –

A los pies de la Torre Eiffel, Mitch Melum, un estadounidense de 54 años, hace fila frente al voley playa.

Este “magnífico” estadio “supera nuestras expectativas”, afirma este floridano. “Es el motivo por el que hemos venido desde Estados Unidos”.

Lo mismo opina Sonia Pourtau, una bombera de 37 años que ha viajado desde Pau (suroeste francés) con su amiga. “Está claro que son unos Juegos de postal, es magnífico”.

Con la Torre Eiffel, los Inválidos y la Concordia transformados en estadios, “es el concepto del siglo”, se entusiasma Agathe Chaigneau, parisina de 50 años para quien “la ciudad de París es la estrella de los Juegos”.

“No necesitamos nuevos estadios”, dice, mientras cruza el puente Alexandre-III en dirección a los Inválidos. “Han convertido la ciudad en un estadio gigante. Y eso es maravilloso”.

La euforia en las laderas de la colina de Montmartre el sábado, al paso de la carrera ciclista masculina, pasará a la historia como una de las imágenes más memorables de los Juegos. Según los organizadores, el acontecimiento atrajo a unos 500.000 espectadores, y a 900.000 si se incluye la carrera femenina del domingo.

Abramos los Juegos”, el eslogan que buscaron imponer los organizadores por meses, cobró sentido.

– TURISMO “AL MISMO TIEMPO” –

Los visitantes “vienen por los Juegos, por París”, dijo Thierry Vallier, un fotógrafo de Lyon. “No importa las disciplinas, algunos son aficionados pero los que conocimos” vinieron por “las instalaciones”, añade.

“La gente no viene allí para hacer turismo, pero al mismo tiempo hacen turismo. Incluso si no tienen entrada, ven a los Inválidos, ven el Grand Palais” (sede de la esgrima), asegura Agathe Chaigneau sobre el puente Alexandre-III.

Estoy “súper orgullosa”. de estos Juegos Olímpicos que “subliman nuestra ciudad”.

En la misma línea, Adeline Quintard, una bancaria de 47 años, llegada de Seine-et-Marne con su hija de 18 años, aprovecha un París “vacío y sin coches” como vivir vacaciones “en un pequeño pueblo”.

Todos los entrevistados lo subrayan: la ausencia de coches en los perímetros de seguridad les permite beneficiarse aún más de los lugares de competición y, por tanto, de París.