Abucheado en los estadios y criticado en la prensa durante toda la Eurocopa-2024, Gareth Southgate ha clasificado a Inglaterra a su segunda final continental consecutiva, algo inédito en el país del fútbol, donde las decisiones del seleccionador son ahora elogiadas.
“Cuestionado e insultado, pero la Inglaterra de Southgate está en la final”, resume el diario The Guardian, cabecera para la que disputar una nueva final, tres años después de la perdida en Wembley contra Italia en los penales, constituye “un extraordinario progreso, dada la historia de Inglaterra”.
Southgate no es Alf Ramsey, el seleccionador que llevó a los ‘Three Lions’ a ganar el Mundial-1996 como anfitriones, pero ha estabilizado al equipo en la cima del fútbol en los últimos ocho años, con unos cuartos de final en el Mundial-2022, una semifinal en el Mundial-2018 y las dos últimas finales de Eurocopa.
Antes de su llegada al banquillo en 2016, Inglaterra tan solo había disputado la final que les coronó campeones del mundo, un pobre bagaje en 23 grandes torneos.
El entrenador, de 53 años, con una experiencia limitada en un banquillo, supo construir unos pilares sólidos sobre un solar en ruinas, cuando la Federación (FA) le confió el cargo tras el fiasco en la Eurocopa-2016 bajo la batuta de Roy Hodgson y una brevísima transición con Sam Allardyce.
“Creo que hemos ofrecido a nuestros aficionados algunas de las mejores noches de los últimos 50 años y estoy muy orgulloso”, disfrutó el miércoles, luego de la clasificación contra Países Bajos (2-1).
El viento empezó a soplar también de cara en la prensa tras la victoria en Dortmund, luego de críticas huracanadas durante el torneo de Alemania.
“Todos queremos ser amados ¿verdad? Pues cuando estás haciendo algo para que tu país y tú mismo se sientan orgullosos de ser ingleses y todo lo que lees son críticas es duro”, dijo el seleccionador tras el partido.
“Así que poder celebrar una segunda final, es muy, muy especial”, añadió.
– CAMBIOS ARRIESGADOS PERO EFECTIVOS –
El último partido amistoso antes del torneo, perdido contra Islandia en Wembley, terminó con pitidos, dirigidos en especial hacia el seleccionador, incapaz según el público de hacer brillar el gran talento de sus jugadores.
Con los ‘Three Lions’ en Alemania, las críticas se multiplicaron, en especial por parte de leyendas ya retiradas de la selección.
Durante una discreta fase de grupos, Southgate llegó a recibir incluso el lanzamiento de vasos de plástico, lanzados desde las gradas.
Tocado, pero no hundido, el técnico asumió sus decisiones tácticas, con la entrada del joven Kobbie Mainoo, de 19 años, en su once inicial como único gran cambio.
¿No pedían los espectadores y expertos que Jude Bellingham y Harry Kane fueran sustituidos luego de haber pasado inadvertidos contra Eslovaquia en octavos? Pues el primero mandó de forma agónica el partido a la prórroga y el otro la sentenció.
En cuartos de final, sus cambios tardíos sacaron de quicio a los aficionados, pero Cole Palmer, Ivan Toney y Trent Alexander-Arnold aseguraron la clasificación en una tanda de penales sin fallo contra Suiza.
Una tanda que alejó el doloroso recuerdo de la final perdida contra Italia, también desde los once metros.
Y en la semifinal contra Países Bajos, el gol de la victoria llegó por parte de dos suplentes, cuando Ollie Watkins marcó asistido por Cole Palmer.
“Me preguntaba cuando llegarían los cambios. Han llegado en el momento justo, perfectos”, valoró la leyenda Alan Shearer, muy crítico hasta ahora con Southgate.
Sin embargo, el entrenador sabe que la historia recordará su palmarés todavía vacío, pese a haber reconducido hacia la lucha por los títulos a la selección.
Esa luz al final del túnel está en juego el próximo domingo contra España en Berlín (19h00 GMT).