Con un enfoque audaz y una renovación profunda, la selección femenina de fútbol de Francia encara el torneo en Suiza con la mira puesta en conquistar su primer gran título. Aunque no parte como favorita frente a potencias como España, Alemania o Inglaterra —rival de su debut—, el conjunto galo dirigido por Laurent Bonadei apuesta por un juego ofensivo dinámico y un plantel rejuvenecido.
El lema “Clase ofensiva”, plasmado en un gigantesco cartel en la Ópera Garnier de París junto a la imagen de cuatro jugadoras, refleja la nueva filosofía del seleccionador Bonadei, quien busca imprimir intensidad y creatividad al frente de ataque. Con ocho delanteras para tres puestos, el técnico confía en las rotaciones estratégicas según cada rival para mantener una presión constante y una capacidad ofensiva de alto impacto.

Delphine Cascarino y Kadidiatou Diani emergen como las opciones preferidas para ocupar los extremos, mientras que Marie-Antoinette Katoto liderará el ataque como referente en punta. Bonadei, ex asistente de Hervé Renard, insiste en un estilo basado en posesión, presión alta y transiciones veloces tras la pérdida del balón.
Además, el seleccionador ha apostado por un profundo cambio generacional, dejando fuera a figuras emblemáticas como Wendie Renard, Eugénie Le Sommer y Kenza Dali, todas mayores de 33 años. En su lugar, da paso a jóvenes promesas como Alice Sombath, Thiniba Samoura, Lou Bogaert (las tres de 21 años) y Melwenn N’Dongala (20), subrayando la intención de construir un equipo fresco, ambicioso y con hambre de gloria.
Bonadei ha querido quitar presión al grupo, recordando que aún no han ganado ningún título. Su estrategia parece clara: que Francia no solo compita, sino que deslumbre. El reto está servido.