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Entrenador, padre y amigo: Carlo Ancelotti es un técnico respetado, con un palmarés excepcional que engordó este sábado con una nueva Liga de Campeones, pero también una figura afable que le hace ser muy querido por jugadores e hinchas.

En la celebración del 36º título de la Liga española de la historia del club, a mediados de mayo en la plaza de Cibeles, ‘Carletto’ posó con un puro en sus labios rodeados de varios jugadores que se reían a su alrededor.

Estaba recreando una fotografía similar que se había hecho viral en 2022, en los festejos del título de Liga de aquel año, y que meses más tarde explicó públicamente.

“Yo no fumo puros, solo era una foto con mis amigos. Porque los jugadores son mis amigos”, declaró a los periodistas cuando le preguntaron por ello.

Es en las celebraciones donde se ve a Ancelotti más desatado, feliz de participar como uno más en esos momentos de comunión con los aficionados. Poco importan en esos momentos sus 64 años, una edad con la que podría ser abuelo de alguno de los integrantes de su plantel.

“Tengo un sueño: quiero bailar con Eduardo Camavinga”, dijo micrófono en mano en la Plaza de Cibeles, mientras el joven jugador francés estallaba en carcajadas. “¡Música, maestro!”, continuó el entrenador, antes de iniciar ese baile con el futbolista, con más voluntad que sentido del ritmo, pero brindando un momento divertido muy compartido en las redes sociales junto al futbolista de 21 años.

Sin perder la autoridad, sabe cómo tejer esas relaciones casi familiares.

“En el Real Madrid se puede ver, los jugadores lo siguen a ciegas. Carlo es un gran tipo. Siempre habla mucho con los jugadores, me trató muy bien y me ayudó mucho”, contó a la prensa alemana recientemente el atacante polaco del Barcelona Robert Lewandowski, que tuvo a Ancelotti como entrenador en el Bayern de Múnich.

La lista de estrellas que ha tenido a sus órdenes es tan larga como su carrera, pero Ancelotti sabe cómo gestionar los egos o los individualismos, para convertirlos por arte de magia en aporte para el grupo.

– SÉPTIMA CHAMPIONS –

Encarna a la perfección el éxito tranquilo, con un carácter forjado en su pueblo de Romaña, donde creció en una familia humilde que trabajaba en labores agrícolas.

De su infancia recuerda que el día de la matanza del cerdo era “el mejor del año” y en su etapa adulta, especialmente después de retirarse como futbolista, ha convertido el buen comer en uno de sus placeres favoritos.

“En la cocina me relajo. Pero no cocinando, sino comiendo”, dice con humor. Le gusta el vino lambrusco y un producto cárnico típicamente italiano, la coppa. En su autobiografía de 2009, el título elegido (“Prefiero la Coppa”) aprovechó que Coppa vale en italiano tanto para el embutido como referirse a un trofeo.

Pero es en el fútbol donde ha resultado ser un auténtico ‘gourmet’: consiguió en Wembley su séptima Copa de Europa, después de lograr dos como jugador y ahora cinco como entrenador, reforzando su récord.

Las cuatro primeras habían sido conseguidas con el Milan, el club de su vida, donde destacó como jugador como parte del equipo de Arrigo Sacchi y de los holandeses (Marco Van Basten, Ruud Gullit, Frank Rijkaard), que marcó una época en el fútbol europeo.

Con ellos, tras haberse formado en el Parma y haber empezado a destacar a principios de los ochenta en la Roma, consiguió los títulos de 1989 y 1990, así como las Intercontinentales de esos dos años y dos ligas italianas.

Se retiró como futbolista en 1992 y ahí comenzó una exitosa carrera como entrenador, donde coronó al Milan dos veces campeón de Europa (2003, 2007) y tres al Real Madrid (2014, 2022, 2024).

Tras dirigir a otros grandes como Chelsea, París Saint-Germain y Bayern de Múnich, puede presumir de haber ganado las ligas como entrenador en los cinco principales campeonatos de Europa.

Tras rechazar el banquillo de la selección brasileña, Ancelotti seguirá en el fútbol de clubes. En el día a día con sus jugadores, tejiendo esa relación tan especial que no deja de dar buenos frutos.