Sacerdotes perseguidos en Nicaragua, piden asilo en Honduras

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Sacerdotes perseguidos en Nicaragua han solicitado de manera formal, ser recibidos en Honduras, informó el Obispo de la diócesis de Danlí, José Antonio Canales.

“Ya tenemos solicitudes de sacerdotes, que, siendo nicaragüenses, no pueden entrar a Nicaragua”, declaró el religioso a periodistas.

El obispo hondureño consideró que se trata de una situación extraña, ya que es un país que está rechazando el ingreso de sus propios nacionales.

“Ya es una situación demencial”, reprochó el religioso, quien detalló que se trata de sacerdotes que por una y por otra, han salido del país y ahora ya no se les permite el ingreso.

CONTRA LA IGLESIA

El gobierno sandinista ha emprendido una serie de acciones contra la Iglesia Católica nicaragüense, que incluye la prohibición a la Arquidiócesis de Managua de la procesión con la imagen peregrina de la virgen de Fátima durante su fiesta.

La situación se agudizó en Nicaragua no solo con el cierre de medios de comunicación católicos, sino también con la retención en el Palacio Episcopal del obispo Rolando Álvarez, a quien la Policía Nacional acusa de intentar «organizar grupos violentos».

Álvarez, de 55 años, es obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua.

Las acciones del gobierno de Nicaragua contra la Iglesia Católica incluyen la expulsión de un grupo de misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta (ahora refugiadas en Costa Rica), el cierre de ocho radioemisoras católicas, la exclusión de la programación de la televisión por suscripción de tres canales católicos y el ingreso a la fuerza y allanamiento a una parroquia.

El obispo Canales advirtió que los sacerdotes que logran ingresar a Nicaragua, luego son perseguidos.

ATACADAS

De acuerdo a un informe presentado por la Alta Comisaría de Derechos Humanos de la ONU en una gran operación policial, se incautaron equipos de trasmisión de una estación de radio católica que transmitía desde una parroquia en Sébaco, Matagalpa, cuyo obispo, junto con otras ocho personas, fueron detenidos y trasladados a la capital, Managua.

Los hechos ocurrieron a mediados de agosto y un juez extendió la detención de todos ellos por noventa días.

La libertad de prensa también está siendo ahogada, con la clausura de veinte estaciones de radio y televisión solo este año, la mayor parte de ellas de carácter religioso, mientras que muchos miembros del personal del mayor periódico del país han tenido que exiliarse.

Ellos se suman a los 120 periodistas que han huido del país desde 2018.

Esta situación de crisis ha llevado a 200 mil nicaragüenses a convertirse en refugiados y solicitantes de asilo, el 75 % de ellos en Costa Rica.

TENSIONES

La imagen de monseñor Rolando Álvarez, arrodillado con las manos en alto afuera de la diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, mientras la policía le rodea, son el resumen gráfico de 35 años de tensiones entre la Iglesia Católica y el gobierno sandinista.

Cuando los sandinistas derrocaron a la dictadura de Anastasio Somoza, en 1979, eran cercanos a la institución religiosa, pero las buenas relaciones duraron poco.

En los primeros años de la década de los ochenta, la Iglesia católica se opuso a muchos actos del gobierno y desde entonces las discrepancias han sido muy notorias.

Las mayores desavenencias con la Iglesia llegaron en 2018 cuando el Gobierno intentó reformar las leyes del Seguro Social, lo cual hizo estallar protestas en todo el país que fueron reprimidas por el Gobierno y calificadas por Amnistía Internacional como deplorables. Actualmente, la expulsión de religiosas y el cierre de medios católicos coligen que no existen buenas relaciones entre el gobierno y la Iglesia.

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