La justicia de Colombia ordenó la captura de once policías, incluido un coronel, por su presunta responsabilidad en el asesinato de tres jóvenes que fueron baleados y presentados como narcos caídos en combate, informó la policía.
Jesús Díaz (18 años), José Arévalo (22) y Carlos Ibáñez (26) murieron el 25 de julio en Chochó, un pueblo del departamento de Sucre (noroeste), por los disparos de uniformados que los señalaron de ser miembros del Clan del Golfo, la banda narcotraficante más poderosa del país.
Los jóvenes fueron detenidos en un puesto de control policial y horas después los uniformados los llevaron al hospital con múltiples disparos y signos de tortura, según el relato de familiares y del abogado de las víctimas.
El comandante de la policía, el general Henry Sanabria, reprochó la actuación de los efectivos y los acusó de “violar todos los parámetros constitucionales y legales empañando el nombre de la institución”.
El entonces comandante de la policía en Sucre, el coronel Benjamín Núñez, fue apartado de su cargo y es señalado de disparar contra los jóvenes.
“Son 11 capturas de policías, incluyendo al señor teniente coronel Núñez, quien infortunadamente es el que más debe en este caso. Los otros diez policías participaron de alguna manera por omisión, extralimitación, favorecimiento, de acuerdo con lo que se ha recogido por parte de la justicia penal militar y la fiscalía”, informó Sanabria en una rueda de prensa en Bogotá.
Los jóvenes fueron señalados en ese momento por la fuerza pública de matar a un patrullero en un municipio aledaño, en medio del llamado “plan pistola” del Clan del Golfo en el que la banda asesinó a una veintena de uniformados en el primer semestre del año.
En fotografías difundidas en medios locales se ve a los tres vivos en medio de una vía, uno de pie, otro arrodillado y otro acostado, rodeados de policías.
“(En el hospital) encuentro a mi hijo boca arriba y desnudo. Con un impacto de bala en la frente y dos en el pecho, maltratado totalmente”, dijo a Caracol TV Carlos Arévalo, padre de José.
“Que el nombre de mi hijo y de todo el pueblo chocoano quede limpio”, clamó.
La muerte de los jóvenes evocó llamados falsos positivos, una escabrosa práctica militar en la que el Ejército asesinó a 6.402 civiles y los presentó como rebeldes caídos en combate para inflar sus resultados en la lucha contra las guerrillas entre el 2002 y el 2008.
El nuevo gobierno de izquierda planea una renovación profunda de la policía, cuestionada por la sangrienta represión durante las masivas protestas en 2021.