Estados Unidos manifestó preocupación por la inseguridad en México, tras recientes ataques que dejaron una docena de muertos y comercios destruidos, y advirtió que la violencia “enfría” la inversión en el país.
“La seguridad es más fundamental que los otros temas de inquietud que son difíciles, incluso el T-MEC”, dijo en rueda de prensa el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, aludiendo al tratado comercial del que también forma parte Canadá.
Salazar se refería en particular a una controversia planteada por Estados Unidos y Canadá contra la política energética mexicana en el marco del T-MEC.
“Esas cosas se pueden resolver y se van a resolver, pero si no tenemos resultado en la seguridad todo sigue temblando”, añadió el diplomático.
A raíz de los atentados de la semana pasada en varios estados, incluidos los fronterizos Chihuahua y Baja California, los consulados estadounidenses de Guadalajara (centro) y Tijuana (norte) emitieron alertas de seguridad y pidieron a sus empleados mantenerse resguardados.
Salazar consideró que el clima de inseguridad “sí enfría la inversión” en México, no solo de Estados Unidos, sino de otros países.
Los comentarios del embajador aluden a la agitación criminal de la semana pasada, que incluyó una serie de ataques contra civiles y comercios y que dejó una docena de muertos, incluidos un menor de 12 años y un locutor baleado durante una transmisión en vivo en Ciudad Juárez (Chihuahua).
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, calificó esos actos como “propaganda criminal” en respuesta a los golpes que las fuerzas de seguridad han asestado a las mafias y que han mermado su capacidad.
Los hechos violentos ocurrieron, además, en Jalisco (oeste), Guanajuato (centro) y Michoacán (oeste).
Salazar descartó calificar los ataques de “terrorismo”, pero sí como actos de “inseguridad real” con “consecuencias gravísimas para el pueblo que se afecta”.
“Lo que pasó este fin de semana no debería de pasar (…), los pueblos tienen el derecho de vivir sin miedo”, sostuvo.
Tras las agresiones, el gobierno mexicano reforzó la seguridad en Ciudad Juárez y Baja California (donde está Tijuana) con cientos de militares.
El lunes, un portavoz del Departamento de Estado en Washington dijo que trabajan “muy de cerca” con las autoridades mexicanas para evaluar la situación en Baja California, un destino muy concurrido por ciudadanos estadounidenses.
México está envuelto desde 2006 en una espiral de violencia ligada al crimen organizado, que deja unos 340.000 muertos.