El Liverpool afronta este martes en el estadio Giuseppe Meazza un duelo decisivo frente al Inter de Milán, válido por la fase de grupos de la Liga de Campeones, en un momento crítico de su temporada.
El conjunto inglés, que apenas ha sumado dos victorias en sus últimos siete partidos oficiales, necesita un triunfo para mantener vivas sus opciones de clasificación a los octavos de final. La presión es máxima: una derrota podría dejar al equipo al borde de la eliminación y comprometer seriamente su futuro europeo.
La crisis deportiva se ha visto agravada por el conflicto abierto con Mohamed Salah.
El delantero egipcio, máximo referente ofensivo del club en los últimos años, quedó fuera de la convocatoria tras sus explosivas declaraciones del sábado. Después de permanecer por tercer encuentro consecutivo en el banquillo frente al Leeds (3-3), Salah admitió públicamente que su relación con el técnico Arne Slot está “completamente rota”.

Sus palabras han generado un terremoto en Anfield, donde la afición se debate entre respaldar al jugador o al entrenador.
Slot, que llegó esta temporada procedente del Feyenoord con la misión de renovar el proyecto tras la salida de Jürgen Klopp, enfrenta su mayor desafío desde que asumió el cargo.
La falta de resultados, sumada a la tensión con Salah, ha puesto en duda su capacidad de liderazgo. Mientras tanto, la directiva guarda silencio, consciente de que cualquier decisión tendrá repercusiones deportivas y económicas.
El Inter, por su parte, llega en un gran momento. Líder en la Serie A y con Lautaro Martínez en estado de gracia, el conjunto italiano buscará aprovechar la crisis de su rival para asegurar la clasificación anticipada.
El choque promete ser intenso: Liverpool se juega más que tres puntos, se juega su prestigio continental y la estabilidad de un proyecto que parece tambalearse.