Washington y Londres anunciaron este lunes un acuerdo histórico que establece aranceles cero para las exportaciones farmacéuticas británicas hacia Estados Unidos, a cambio de que el Reino Unido incremente en un 25% el gasto destinado a medicamentos estadounidenses dentro de su sistema de salud pública (NHS).
El pacto, que tendrá una vigencia inicial de tres años, otorga a las empresas británicas un trato preferencial frente a competidores de la Unión Europea y Suiza, cuyos productos continúan sujetos a un gravamen del 15%.
Según el comunicado oficial, Estados Unidos eximirá de impuestos de importación a medicamentos, ingredientes farmacéuticos y tecnología médica de origen británico. A cambio, Londres se comprometió a elevar el presupuesto del NHS para la adquisición de nuevos tratamientos, así como a incrementar el precio neto que paga por terapias innovadoras en un 25%.
La administración Trump destacó que el acuerdo también incluye compromisos de inversión: las farmacéuticas británicas deberán destinar más recursos a proyectos en territorio estadounidense y generar empleos en el sector. Por su parte, el gobierno británico celebró que la tasa arancelaria del 0% es la más baja concedida por Washington a cualquier socio comercial en el ámbito farmacéutico.
El ministro británico de Ciencia, Patrick Vallance, reconoció que el aumento de precios es “inevitable” para medicamentos nuevos e innovadores, aunque aseguró que los fármacos genéricos y ya existentes no sufrirán incrementos significativos.
Este acuerdo se produce en un contexto de presión de Estados Unidos hacia Europa para que pague más por los medicamentos estadounidenses, mientras las grandes farmacéuticas evalúan retrasar inversiones en Reino Unido debido a un entorno operativo complejo.
De confirmarse su implementación plena, el pacto podría redefinir el mercado farmacéutico transatlántico, consolidando a Reino Unido como socio estratégico de Estados Unidos y debilitando la posición de la Unión Europea en la negociación de precios y acceso a medicamentos.