Ankara. – El fútbol turco atraviesa una crisis sin precedentes tras el escándalo de apuestas ilegales que ha golpeado a todas sus divisiones.
El caso más dramático se vive en el Agri Spor, club de la cuarta división, que quedó con apenas siete futbolistas disponibles luego de que 17 de sus jugadores fueran suspendidos por participar en apuestas deportivas.
La Federación Turca de Fútbol (TFF) confirmó que las sanciones contra los jugadores del Agri Spor oscilan entre 45 días y 12 meses, dependiendo de la gravedad de las infracciones.
El club, ubicado en la región oriental de Ağrı, expresó en un comunicado publicado en Facebook que, pese a la situación límite, no se rendirá: “Seguiremos luchando cueste lo que cueste”.
Este episodio forma parte de una investigación más amplia que ha sacudido al balompié turco. Según datos oficiales, la TFF suspendió recientemente a 637 futbolistas de la cuarta división, que cuenta con 64 equipos, además de sancionar a 25 jugadores de la primera división y a más de 350 en segunda y tercera.
El escándalo también ha alcanzado a árbitros y dirigentes, lo que ha generado un debate nacional sobre la integridad del deporte.
La magnitud del caso ha sido calificada como un “golpe histórico” al fútbol turco, pues nunca antes se había registrado una suspensión tan masiva. Medios locales señalan que muchos de los implicados reconocieron haber apostado en partidos de sus propias ligas, lo que constituye una violación directa de los reglamentos deportivos y éticos.
En el caso del Agri Spor, la plantilla reducida compromete seriamente su participación en el campeonato, ya que apenas cuenta con jugadores suficientes para alinear un once titular. La TFF estudia medidas excepcionales para garantizar que los clubes afectados puedan completar la temporada, mientras se refuerzan los controles contra las apuestas ilegales.
El escándalo ha generado preocupación entre aficionados y autoridades, quienes temen que la credibilidad del fútbol turco quede dañada a largo plazo. Para el Agri Spor, la consigna es resistir, aunque la batalla deportiva y moral apenas comienza.