Estados Unidos lanza oficialmente la operación militar “Lanza del Sur”, una ofensiva de gran escala en el Caribe y América Latina que, bajo el argumento de combatir el narcotráfico, ha intensificado la presión geopolítica sobre Venezuela y otros países de la región.
El anuncio fue realizado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, a través de la red social X, donde afirmó que el objetivo es “expulsar a los narcoterroristas del hemisferio occidental” y “proteger a la patria de las drogas que matan a nuestra gente”.
La operación está liderada por la Fuerza de Tarea Conjunta Southern Spear y el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), responsables de las operaciones militares en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.
Aunque Hegseth no ofreció detalles operativos, medios internacionales reportan que al menos 20 embarcaciones han sido hundidas y 75 personas han muerto desde el inicio de la ofensiva.

El despliegue incluye al portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande del mundo, acompañado por destructores, cazas, buques anfibios y un submarino nuclear.
Más de 4.000 marineros y decenas de aeronaves participan en la misión, que marca una de las mayores movilizaciones militares estadounidenses en la región en décadas.
Venezuela, principal blanco de la operación, ha denunciado la maniobra como una provocación y una amenaza directa a su soberanía. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, advirtió sobre “consecuencias incalculables” si se produce una escalada militar.
Analistas en Washington señalan que esta ofensiva también responde a una estrategia de disuasión regional impulsada por el presidente Donald Trump, quien ha retomado una retórica de “mano dura” contra el narcotráfico y gobiernos considerados hostiles a los intereses estadounidenses.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de esta operación, que podría alterar el equilibrio geopolítico en el hemisferio occidental.