El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto a altos funcionarios de su administración, encabezó una emotiva ceremonia en honor al activista conservador Charlie Kirk, asesinado a tiros la semana pasada en circunstancias aún bajo investigación federal.
El evento tuvo lugar en el State Farm Stadium de Glendale, Arizona, con capacidad para 63.000 personas, que se llenó desde temprano con seguidores que viajaron desde todo el país.
Kirk, fundador de Turning Point USA, fue una figura clave en la movilización juvenil conservadora y un firme aliado de Trump. Su asesinato ha generado conmoción en círculos políticos y religiosos, y ha sido calificado por varios líderes como un “ataque a los valores cristianos y patrióticos”.

Al partir desde la Casa Blanca rumbo a Arizona, Trump declaró: “Será un día muy duro. Vamos a celebrar la vida de un gran hombre. Realmente un gran hombre”. Durante el servicio, el presidente pronunció un discurso de 18 minutos en el que destacó el legado de Kirk como “un guerrero por la libertad” y “un defensor incansable de la Constitución”.
Entre los asistentes se encontraban la vicepresidenta Elise Stefanik, el secretario de Estado Mike Pompeo y varios senadores republicanos. El evento incluyó oraciones, música cristiana en vivo y testimonios de jóvenes que fueron inspirados por el activismo de Kirk.
Muchos de los presentes vestían ropa con los colores de la bandera estadounidense y gorras con el lema “Make America Great Again”. “Lo veo como un mártir de Cristo, sin duda”, expresó Mónica Mirelez, una tejana de 44 años que condujo 12 horas para asistir.
La policía de Phoenix continúa investigando el crimen, mientras grupos conservadores han convocado vigilias en todo el país. El legado de Kirk, según sus seguidores, seguirá vivo en el movimiento que ayudó a construir.