Nueva York. — La final masculina del US Open entre Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, disputada este domingo en el estadio Arthur Ashe, se vio marcada por un episodio político inesperado: la presencia del presidente estadounidense, Donald Trump, quien fue recibido con una mezcla de aplausos y abucheos por parte del público.
El incidente ocurrió justo después de que Alcaraz ganara el primer set por 6-2. Las cámaras del recinto enfocaron al mandatario republicano en su palco, y su imagen apareció en las pantallas gigantes, provocando una reacción sonora de desaprobación por parte de los asistentes. Aunque algunos espectadores aplaudieron, los abucheos dominaron el ambiente por varios segundos.
La jornada ya había comenzado con retrasos. La final, originalmente programada para las 14:00 (hora local), inició a las 14:48 debido a las estrictas medidas de seguridad implementadas por el Servicio Secreto ante la visita presidencial. Miles de aficionados permanecieron en largas filas fuera del estadio, mientras se realizaban revisiones exhaustivas en los accesos.
Trump, quien asistió como invitado de la marca Rolex, se convirtió en el primer presidente en funciones en presenciar una final del US Open desde Bill Clinton en el año 2000. Su presencia generó reacciones divididas en una ciudad tradicionalmente demócrata, y los organizadores solicitaron a las cadenas televisivas evitar mostrar imágenes que pudieran generar controversia.
A pesar del clima lluvioso y la tensión política, el duelo entre el español Alcaraz y el italiano Sinner mantuvo el interés deportivo. Ambos tenistas buscaban cerrar la temporada con un título de Grand Slam, en un encuentro que prometía emociones dentro y fuera de la cancha.
La escena dejó claro que, incluso en eventos deportivos de talla mundial, la política puede irrumpir y polarizar al público. El tenis, sin embargo, siguió su curso.