CURARÉN, Francisco Morazán. – Una fuerte tormenta eléctrica cobró la vida de Petronila García Arias, una mujer de la tercera edad, y su nieto de apenas 15 meses, en el caserío de Apafierro, en el municipio de Curarén.
El suceso ocurrió cuando un rayo atravesó la endeble estructura de su vivienda y los fulminó de manera instantánea.
Según testigos, García cargaba al pequeño José en brazos cuando la descarga eléctrica impactó directamente sobre ellos.
Vecinos consternados acudieron al lugar tras escuchar el estruendo, pero nada pudieron hacer para salvarles la vida.
Los cuerpos fueron trasladados a la morgue capitalina, donde serán entregados a sus familiares.
La comunidad permanece en duelo, mientras autoridades locales y organismos de socorro reiteran la importancia de tomar medidas de prevención ante fenómenos naturales imprevisibles.
La Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) recomienda evitar permanecer en áreas abiertas, no refugiarse bajo árboles, desconectar aparatos eléctricos y mantenerse lejos de ventanas durante tormentas eléctricas.
Este caso reaviva la preocupación por la vulnerabilidad de las viviendas rurales en Honduras, muchas de ellas construidas con materiales no aptos para resistir fenómenos climáticos extremos.
Expertos sugieren la instalación de pararrayos en zonas propensas y la educación comunitaria sobre protocolos de seguridad.
De acuerdo con datos del Sistema Estadístico Policial en Línea (Sepol), las muertes accidentales en Francisco Morazán han disminuido un 47% en 2025, respecto al año anterior, aunque los adultos mayores siguen siendo el grupo más afectado.
La tragedia de Apafierro se suma a otros incidentes recientes causados por rayos en el país, como el ocurrido en San Pedro Sula el pasado 2 de agosto, donde una descarga eléctrica provocó un apagón en la zona universitaria del Valle de Sula.
La familia de Petronila y el pequeño José clama por mayor atención institucional y medidas que protejan a las comunidades más expuestas.