El pentacampeón mundial Brasil, de discreto presente en las eliminatorias sudamericanas, inicia el lunes su camino en la Copa América de 2024 ante la débil Costa Rica en un Grupo D donde más temprano la ascendente Colombia buscará confirmar su buen momento ante Paraguay.
El combinado auriverde viene a los tumbos en el clasificatorio regional para el Mundial de 2026, donde sufrió tres derrotas consecutivas en 2023, ante Uruguay, Colombia, Argentina, y en seis partidos jugados ocupa un preocupante sexto puesto, al borde de la repesca.
A ello le suma la traumática eliminación en cuartos de final del Mundial de Catar-2022 ante Croacia en penales y también la histórica derrota en la final de la Copa América de 2021 en casa, el Maracaná, frente a su archirrival Argentina.
En el seno del grupo asumen la necesidad de pelear por el décimo título en el torneo de selecciones más antiguo del mundo como bálsamo para cicatrizar las heridas.
“Como hablamos dentro del vestuario, vamos a dividir las responsabilidades. Todo el mundo va a asumir su papel para que el grupo sea cada vez más fuerte. Solo de esa forma podremos llegar a nuestro objetivo”, afirmó Rodrygo, que junto su compañero en el Real Madrid Vinicius Jr están llamados a liderar la remontada.
El debut en la Copa América, en el Sofi Stadium de Inglewood (California) desde la 01H00 GMT del martes, parece calzarle como anillo al dedo: Costa Rica, en lo previo el más débil del Grupo D, que ya no cuenta en sus filas con el legendario portero Keylor Navas, su héroe en la histórica clasificación a cuartos de final del Mundial de Brasil-2014.
Más temprano, desde las 22H00 GMT en el NRG Stadium de Houston, en Texas, la selección Colombia de Néstor Lorenzo, con su invicto de 23 partidos, buscará fortalecer su condición de invitada a la mesa de los grandes (Argentina, Brasil y Uruguay) frente a un irregular combinado paraguayo que promete dar pelea.
“No nos levantamos pensando en las 23 fechas que tenemos invictos. Nosotros salimos al campo con las ganas de jugar, de ganar”, ha dicho el defensa Carlos Cuesta (KRC Genk, BEL), tratando de mantener los pies en la tierra.