Bomberos de California abordaron el lunes el mayor incendio en lo que va del año en ese estado del sur de Estados Unidos, mientras se intensifican los temores sobre las condiciones previstas para los meses cálidos y secos que se avecinan en el verano.
El siniestro justo al norte de la ciudad de Los Ángeles arrasó rápidamente casi 60 kilómetros cuadrados de terreno durante el fin de semana, lo que obligó a la evacuación de más de mil personas que acampaban en un parque recreativo y además a cerrar un popular lago dedicado a la navegación.
Unos 1.150 bomberos están dedicados a contener el llamado ‘post incendio’ y apagar las llamas con siete aviones cisterna y la construcción de líneas perimetrales. Sin embargo, el lunes por la mañana apenas había sido contenido en 8%.
El incendio muestra “un comportamiento ígneo extremo”, advirtió el Centro Nacional Interagencial de Bomberos, que destacó la baja visibilidad y vientos de hasta 80 kilómetros por hora que hacen inútiles los esfuerzos de los bomberos.
Los incendios se producen al comienzo de un momento potencialmente crítico para la región, notoriamente propensa a estos siniestros.
Los recientes inviernos húmedos han provocado el rápido crecimiento de la vegetación, que, según los expertos, podría resultar peligrosa a medida que comiencen las sequías en las próximas semanas y meses.
Los pastizales y árboles en algunas partes de California ya están “lo suficientemente secos” como para soportar las elevadas preocupaciones climáticas de los incendios, según el Servicio Nacional de Meteorología.
“La actividad reciente sugiere que los elementos combustibles se secan rápidamente y contribuyen a la propagación del fuego”, añadió.
Daniel Swain, científico climático de la Universidad de California, en Los Ángeles, explicó que “como resultado de dos inviernos húmedos consecutivos, hay mucho crecimiento adicional, particularmente de pasto, pero también, en menor medida, de maleza más espesa”, y “esos pastizales están empezando a secarse”.
Una ola de calor que podría ser histórica afectará esta semana a vastas franjas del centro y este de Estados Unidos, donde se espera que las temperaturas sean inusualmente altas para junio.