Las lesiones, una controvertida suspensión por dopaje y la pandemia del covid-19 pusieron contra las cuerdas la carrera de la tenista Beatriz Haddad Maia, pero la brasileña se recompuso a fuerza de resiliencia hasta protagonizar un meteórico ascenso en el tenis mundial.
Conocida como ‘Bia’, la espigada rubia de 26 años y 1,85 metros de estatura se adentró por primera vez en el top-30 del ranking femenino el lunes al ganar este mes los torneos de Nottingham y Birmingham, sus primeros trofeos WTA.
Aquellas conquistas sobre césped en la gira previa a Wimbledon (Grand Slam), donde será la vigésima tercera cabeza de llave, fueron la carta de presentación de una portentosa zurda que ha sabido reponerse de las adversidades.
Antes de los triunfos en territorio británico, solo había disputado una final de un torneo WTA, la que perdió en septiembre de 2017 en la pista dura de Seúl.
“Nadie sabe cuánto trabajamos los últimos dos años. Tuve mucha fuerza y determinación. Estoy muy feliz de estar aquí. Todo lo que pasé en mi vida me dio fuerza”, dijo tras vencer el domingo a la china Zhang Shuai (54) en Birmingham, una victoria que la hizo escalar hasta la vigésima novena posición del escalafón mundial.
Aquella ubicación iguala el récord brasileño femenino establecido por la legendaria Maria Esther Bueno, triple vencedora en Wimbledon, en 1976.
El ranking WTA no existía cuando la considerada mejor tenista latinoamericana de la historia fue número uno (1959, 1960, 1964 y 1966).
– Mala racha –
Hija de una profesora de tenis y un exjugador de básquetbol, ‘Bia’ empezó de niña su amorío con el deporte practicando en las canchas del tradicional Esporte Clube Sírio, en su natal Sao Paulo.
“Desde pequeña todo el mundo ya la veía como una posible gran jugadora”, dice a AFP Sheila Vieira, periodista especializada en tenis.
Pero eventos dolorosos interrumpieron su idilio con las raquetas.
En 2013 empezaron sus problemas físicos, con una dislocación del hombro cuyos efectos le pasaron factura hasta dos años después, en los Panamericanos de Toronto. En paralelo, tres hernias en la columna amenazaron con el retiro prematuro.
A finales de 2016 regresó al top-200 y fue invitada al Australia Open del año siguiente, pero se ausentó tras fracturarse tres vértebras en un accidente doméstico. Se recuperó rápido y llegó a ser, tiempo después, la número 59 del mundo.
Pero entonces llegaría el “peor momento”: en julio de 2019 le detectaron una sustancia prohibida en un control antidopaje, una violación al reglamento penalizada con hasta cuatro años de suspensión.
Aunque estuvo diez meses sin competir, su defensa probó que se trató de un “error humano” de la farmacia que manipulaba sus vitaminas.
“Siempre fui muy seria, mostré mucha garra e intenté superarme cada día. La vida es una montaña rusa que no está bajo nuestro control”, dijo al podcast La voz del tenis.
– Tras los pasos de Bueno y Guga –
La pandemia postergó su retorno a las canchas y quedó sin chances de clasificación a los Olímpicos de Tokio, pero en septiembre de 2020 volvió a las pistas como la 1.342 del ranking. Y desde ahí sólo hubo avances.
“Ahora está viviendo finalmente un periodo en que no está lidiando con lesiones o suspensiones. En Brasil siempre supimos que ella iba a explotar cuando tuviera una secuencia larga de juegos”, agrega Vieira.
Desde entonces venció a cartas fuertes del circuito como las checas Karolína Plíšková y Petra Kvitova, la griega Maria Sakkari y la rumana Simona Halep.
Y el martes, al derrotar a la estonia Kaia Kanepi en Eastbourne, se convirtió en la primera mujer en ganar once partidos consecutivos en césped desde que Serena Williams lo hiciera entre Wimbledon 2015 y 2018.
“El techo de ‘Bia’ no es este top-30. Creo que va a evolucionar más. Ya le ha ganado a jugadoras de ránking mayor, está sorprendiendo”, explica a AFP Renan Nabeshima, editor de La voz del tenis.
Finalista en los dobles femeninos del Abierto de Australia en enero, Haddad no solo es la brasileña de mejor colocación en los escalafones masculinos y femeninos, sino que se ha perfeccionado.
Ha mejorado su devolución y movilidad, características que se suman a sus armas de antaño: saque y golpes potentes y buen desempeño en las tres superficies, agrega Vieira.
Sin tenistas de envergadura desde el retiro de Gustavo Kuerten en 2008 y bajo la sombra de Bueno, Brasil se encomienda a la zurda de ‘Bia’ para volver a saborear algún Grand Slam.
“Es una jugadora peligrosa en cualquier torneo (…) es un punto fuera de la curva del tenis brasileño”, concluye Nabeshima.