Estados Unidos advirtió en Naciones Unidas a Ruanda y a la República Democrática del Congo (RDC) que deben “alejarse del borde de la guerra”, conforme aumentan las tensiones entre los países vecinos.
Kinshasa, la ONU y los países occidentales dicen que Ruanda está apoyando a un grupo rebelde activo en el este de la RDC, en un intento por controlar vastos recursos minerales en la región, una acusación que Kigali niega.
Después de varios meses de relativa calma, en enero se reanudaron intensos combates en los alrededores de la ciudad de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte.
“Las partes en el conflicto y los actores regionales deberían reanudar inmediatamente los procesos (de paz) de Nairobi y Ruanda: los esfuerzos diplomáticos, y no el conflicto militar, son el único camino para una solución negociada y una paz sostenible”, dijo Robert Wood, enviado estadounidense a la ONU, en una reunión de emergencia sobre la República Democrática del Congo.
Después de años de inactividad, el M23 (Movimiento 23 de Marzo) retomó las armas a finales de 2021 y desde entonces ha capturado amplias zonas de la provincia de Kivu Norte.
Desde comienzos de febrero, Goma, situada entre el lago Kivu y la frontera con Ruanda, está prácticamente aislada del interior del país.
El ejército de la RDC es apoyado por innumerables grupos armados locales, dos compañías militares privadas extranjeras y la presencia de fuerzas de paz de la ONU y tropas de la Comunidad de Desarrollo de África Austral.