Las autoridades de Colombia creen “posible” que “Fito”, el temido capo fugado de una cárcel de Ecuador que está en el centro de una ola violenta que ha dejado al menos 16 muertos en cinco días, haya entrado en su territorio.
Todo empezó el domingo cuando la policía ingresó a la cárcel Regional de Guayaquil y no encontró en su celda a Adolfo Macías, alias “Fito”, jefe de la principal banda criminal del país conocida como Los Choneros.
El gobierno desplegó tropas y lanzó una dura ofensiva contra el narco que tuvo una respuesta sangrienta: motines en las cárceles, 175 funcionarios de prisiones tomados como rehenes dentro de las penitenciarías y en las calles, explosiones, vehículos incendiados y disparos.
“Es posible” que “Fito” haya cruzado a Colombia, dijo el viernes a W Radio Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares de ese país.
“Hay 20 prófugos (de cárceles ecuatorianas) de los cuales estamos muy atentos”, entre ellos “Fito”, añadió el mando militar.
Más de una veintena de bandas narco, integradas por unos 20,000 miembros, según el Gobierno de Ecuador, operan en el país en alianza con carteles mexicanos y colombianos.
Colombia, vecino de Ecuador y el mayor productor mundial de cocaína, sigue de cerca el declarado “conflicto interno” ecuatoriano que empieza a permear su frontera.
Para Giraldo “existe una alta probabilidad” que la crisis de Ecuador “deteriore las condiciones de seguridad en la frontera con Colombia”, debido al estatus beligerante que otorgó a las bandas el nuevo presidente ecuatoriano, Daniel Noboa.
Ecuador fue durante muchos años un país a salvo del narco, pero se ha ido transformado en un nuevo bastión del tráfico de droga hacia Estados Unidos y Europa con bandas enfrentadas por el control del territorio y unidas en su guerra contra el Estado.
En los últimos cinco años, la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes pasó de 6 a 46 en 2023 y la guerra interna toca fondo como ocurrió en Colombia en el siglo pasado con un ingrediente adicional: las cárceles en llamas.
Los narcos usan las prisiones como oficinas criminales desde donde gestionan el tráfico de droga, ordenan asesinatos, administran los réditos del crimen y pelean a muerte con rivales por el poder.
En medio de la actual crisis Noboa anunció la “repatriación” de 1,500 colombianos presos para mermar el hacinamiento en las cárceles donde hay unas 3,000 personas de más.