En este día en el que nace la paz verdadera, no la paz que quieren instaurar aquellos que se olvidaron de Dios o los que se olvidaron de los hijos de Dios, volvemos con respeto la mirada al «Verbo hecho carne» para que una vez más, no perdamos la fe en la certeza de que Él, que es la Luz que: «brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron».
Pequeño niño, que tu grandeza has dejado para que jamás olvide, lo inmenso de tu amor, porque de tu «plenitud hemos recibido Gracia sobre Gracia» concédeme esta día de tu nacimiento, no disturbar tu sueño de niño con el bullicio de mi corazón cargado de errores y de olvidos de tu amor.
Concédeme contemplarte con la mirada de tu Madre, que extasiada ante la fragilidad de tu carne, nuestra carne, «guarda en su corazón» para su corazón sea uno como el tuyo.
¡Feliz cumpleaños mi Señor! Que mi mejor regalo para ti, sea el compromiso de ser tu testigo, testigo de la Luz que vence al odio, la mentira, la soberbia y la muerte.
Que mi mejor regalo sea un corazón que palpite al ritmo del tuyo, para amar como Tú, servir como Tú y entregarme como Tú.