Dentro de poco va a anochecer y yo quiero agradecerte por todas las gracias que me regalas diariamente y que me permiten vivir en seguridad, con la confianza puesta solo en ti de que caminas a mi lado siempre.
Mi corazón se eleva hasta tu trono reclamando las promesas que tienes para tus hijos.
Es a través de tu Palabra que siento que se fortalece mi fe y ejercito mi esperanza y mi paciencia en esperar que los asuntos que ya he depositado en tus manos, llegarán a buen fin.
Yo no me canso de llamarte e invoco tu nombre a cada instante para pedirte que permanezcas conmigo.
Que me ayudes, que me ilumines en la toma de mis decisiones.
Yo tengo la seguridad de que la luz de tu Santo Espíritu guiara mis pasos cuando vacilen, porque tu me llevas de tu mano.
Repito con el salmista: No permitas que mis pies tropiecen, solo Tu puedes afirmarlos y llevarme por buen camino.
Bendito y alabado seas, mi dulce Señor de Nazareth, que me amas de forma especial y única.
Permanece conmigo porque quiero dormir tranquilo sintiendo tu mirada amorosa y compasiva y tus brazos protectores.
Te necesito en mi vida, siempre.
Señor Jesús bendice a mi familia y María Milagrosa nos cubra con su manto de vida.