PARÍS, Francia (AFP). – Zapatos planos y ropa informal pero elegante: la mujer de Hermès caminó el sábado sobre la hierba alta en París en un desfile de moda interrumpido brevemente por la asociación de derechos de los animales Peta.
Para este desfile la casa de lujo recreó una pradera en los cuarteles de la Guardia Republicana francesa, donde se podía oler el olor de los caballos.
Inesperadamente un activista de Peta se unió a las modelos en los pasillos, blandiendo un cartel: “Hermès: basta de pieles exóticas”.
“Peta irrumpió en el podio de Hermès para instar a la marca a abandonar estos materiales”, señaló un comunicado de la asociación, que denuncia el uso de pieles de cocodrilo por parte de la casa.
Sobre la pasarela, el rojo en todas sus tonalidades destacó entre el césped, un bofetón visual en esta Semana de la Moda dominada por los colores sobrios.
“El rojo puede tener connotaciones bastante negativas. Quería recuperar su lado estético y simbólico de fuerza, belleza y poder”, explicó la directora artística de las colecciones femeninas, Nadège Vanhee-Cybulski.
Pantalones cortos, vestidos holgados, trajes suaves: la ropa invita a sentarse en el césped y hacer un picnic.
Los crop tops (tops cortos que dejan al descubierto el ombligo) y los recortes en la espalda o la cintura confieren a estos conjuntos una sofisticación de noche.
Un proceso innovador que consiste en colocar cuero sobre una base de malla da a la ropa una apariencia de segunda piel.
Varias piezas son modulares: “se aprietan y aflojan según el estado de ánimo y el tipo de cuerpo”, enfatizó la diseñadora.
– Estreno de la marca Paloma Wool –
La marca española Paloma Wool se estrenó por su parte en el calendario oficial de la Semana de la Moda de París casi una década después de su creación.
Buena parte de las colecciones de primavera/verano se decantaron este año por una sobriedad de colores y modelos con la que la diseñadora catalana Paloma Lana (33 años) se identifica plenamente.
Esta hija de empresarios de la moda rindió homenaje a los detalles sencillos que hacen en ocasiones la diferencia en un desfile.
Un tanga hecho de diminutos botones de nácar cosidos en línea. Una camisa estilo bolero minúscula, encima de faldas o pantalones de color tierra.
Paloma Wool tomó en serio la divisa de la Fashion Week parisina: ante todo, presentar una colección para la primavera y el verano.
“Creo que es muy honesta, es como yo siento la moda. Es como me gustaría vestir”, explicó la diseñadora.
“Hemos jugado con sedas muy finas, transparentes, con distintas capas, aquello que es visible y lo que no lo es”, expuso.
La moda es ante todo un proyecto “con mujeres que representan mis valores, la amistad, la delicadeza”, indicó.
Las modelos acabaron el desfile portando fotos de rostros envejecidos que dejaron caer al suelo.
Esas fotos eran los propios rostros de las jóvenes modelos, envejecidos digitalmente.
“Creo que es una imagen que no estamos muy acostumbrados a ver, y que ha sido muy chocante para ellas. Muchas se pusieron a llorar cuando se vieron, porque se veían como sus madres. Fue emotivo”, explicó.