China estrechó sus relaciones diplomáticas y comerciales con varios países Latinoamericanos, entre ellos, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, El Salvador, Perú, Chile, Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Cuba, República Dominicana, Jamaica, Guyana, Trinidad y Tobago, Granada y recientemente, Honduras.
Aunque el principal atractivo en esta relación pareciera que es interés puramente económico, detrás del acercamiento de China, con América Latina, también hay motivos políticos.
En una entrevista especial, para Expediente Público, el analista Alonso Illueca, experto en derecho internacional, calificó como peligroso de relacionarse con un sistema ajeno a los principios democráticos: “Pero en el caso de Honduras y China lo que debe generar preocupación son las posibles implicaciones y las posibles negociaciones que se estén dando tras bastidores y qué tipo de principios o qué tipo de valores se están comprometiendo”.
A juicio del experto, el Gobierno pone en riesgo los valores sobre los cuales se erige el orden interamericano, entre ellos: “La democracia, el respeto a los derechos humanos y la transparencia”.
Varios sectores han manifestado su preocupación por la decisión de Honduras de establecer relaciones diplomáticas con China, considerado un régimen autoritario y no comprometido con los derechos humanos.
Organizaciones como el Consejo Honduras Alerta, (integrado por la Asociación Patria Hogar, hondureños contra la Pesca Ilegal, Salvemos Patuca y la Asociación para el Desarrollo y Superación de la Pobreza-AHDESUP) señalaron que las promesas hechas por China corren el riesgo de no ser cumplidas, como ha ocurrido hasta entonces, en Costa Rica, Panamá y El Salvador.