Rusia espera que Turquía se abstenga de lanzar una ofensiva en el norte de Siria, declaró la portavoz de la diplomacia rusa, en referencia a amenazas del presidente turco Recep Tayyip Erdogan contra los combatientes kurdos.
“Esperamos que Ankara se abstenga de llevar a cabo acciones que puedan conducir a un peligroso deterioro de la ya difícil situación en Siria”, dijo Maria Zajárova en un comunicado.
“Una medida así, sin un acuerdo del gobierno legítimo de la República Árabe Siria, constituiría una violación directa de la soberanía y de la integridad territorial” de Siria “y provocaría una nueva escalada de las tensiones en ese país”, observó.
Sin embargo, “comprendemos las preocupaciones de Turquía sobre las amenazas a la seguridad nacional provenientes de las regiones fronterizas” con Siria, agregó la portavoz, considerando que el problema podrá resolverse “únicamente” si el gobierno sirio despliega soldados en esa zona.
El jefe del Estado turco anunció la semana pasada que estaba preparando una nueva ofensiva en el norte de Siria contra las Unidades de Protección Popular (YPG).
Turquía las acusa de estar afiliadas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que considera como una organización terrorista.
El gobierno turco espera, creando una zona de amortiguación, separar a Turquía de los territorios controlados por las YPG, que recibieron el apoyo de Estados Unidos durante la lucha contra el grupo Estado Islámico.
Según un acuerdo alcanzado con Ankara en octubre de 2019, Moscú -aliado del régimen sirio- se comprometió a hacer que las YPG se retiraran a posiciones situadas a, al menos, 30 km de la frontera turca, y a poner en marcha patrullas conjuntas con el ejército turco.
El martes, Erdogan recalcó que la creación de esa zona de amortiguación es “imperativa”.
Un día después, tras haber advertido el pasado fin de semana de que Turquía no esperaría a que llegue el “permiso” de Estados Unidos para lanzar una nueva ofensiva en Siria, reiteró sus amenazas.