La mayoría del Congreso de Ecuador resolvió remover de la presidencia del Legislativo a Guadalupe Llori, por incumplimiento de funciones al no haber dado paso en sesiones anteriores a mociones en las que debían tratarse pedidos de destitución en su contra.
Con 81 votos de la oposición, el pleno de la Asamblea Nacional resolvió retirar a Llori, cercana al presidente Guillermo Lasso, de la presidencia del Congreso, integrado por 137 asambleístas.
Pese a la destitución del cargo, Llori, del fraccionado partido indígena Pachakutik, continuará desempeñándose como asambleísta. La presidencia quedó a cargo del diputado independiente Virgilio Saquicela.
“En democracia se toman decisiones con votos y el día de hoy han existido votos suficientes” para la destitución, dijo a la prensa Saquicela, adelantando que buscará dialogar con el Ejecutivo para “coincidir en una agenda legislativa”.
Tras su posesión pidió respetar “la división de poderes, porque ese contrapeso es necesario”.
Llori, una indígena amazónica, no se presentó a la sesión en la que fue removida del cargo. Tampoco estuvieron presentes los asambleístas del oficialismo y afines a él.
La expresidenta del Congreso fue destituida con votos de los diputados de Unión por la Esperanza (del expresidente Rafael Correa), el conservador Partido Social Cristiano (exaliado de Lasso) y de fracciones de la Izquierda Democrática y Pachakutik.
Llori no se ha pronunciado tras la destitución.
La relación entre el Ejecutivo y el Legislativo – donde las fuerzas de oposición están dispersas pero tienen la mayoría – no ha sido fácil. La Asamblea Nacional ha rechazado casi todas las propuestas de ley de Lasso, quien denuncia un “boicot” en contra de su plan de gobierno.
La situación empeoró cuando en marzo el Congreso amnistió a 268 personas, entre ellas indígenas y manifestantes que participaron en las violentas protestas de octubre de 2019, que dejaron 11 muertos.