Los guardias fronterizos libios rescataron a decenas de migrantes subsaharianos que, según ellos, fueron abandonados por las autoridades tunecinas en una zona desértica en la frontera entre ambos países, sin agua ni alimentos.
Cientos de migrantes subsaharianos fueron llevados por la fuerza a zonas desérticas después del estallido de violencia racial que se desató a inicios de mes en Sfax, la segunda ciudad más poblada de Túnez.
Un equipo de periodistas vio a varios grupos de jóvenes y algunas mujeres, visiblemente agotados y sedientos, sentados o tumbados sobre la arena, tratando de refugiarse bajo arbustos, con una temperatura superior a los 40º C.
Los migrantes vagaban en una zona deshabitada, cerca de Al’Assah, a unos 150 km al suroeste de Trípoli, la capital libia.
“El número de migrantes aumenta cada día”, declaró Mohamad Abu Snenah, de la unidad de patrulla fronteriza libia.
El hombre aseguró haber rescatado “entre 50 y 70 migrantes”.
“Les ofrecemos atención médica, primeros auxilios, teniendo en cuenta el viaje que han hecho a través del desierto”, explicó.
En un centro de acogida, los reporteros vieron a un grupo de mujeres y niños, entre ellos recién nacidos, descansando sobre colchones y comiendo yogures.
Abu Kouni, un migrante originario de Costa de Marfil que llegó a Túnez hace siete años, afirmó que fue detenido por la policía tunecina junto a su mujer cuando caminaban por una calle y que les obligaron subirse a una furgoneta.
La policía tunecina “dijo que nos iban a arrojar a Libia”. “No los necesitamos en Túnez”, les espetaron.
Los agentes también le golpearon en el torso y la espalda, y le amenazaron de muerte, añadió.
– “Expulsados” –
En un video difundido en Facebook por una brigada libia que patrulla la frontera, se escucha a un oficial decir: “¿Ven? ¡Es lamentable! Loe expulsan de Túnez a Libia”.
Las imágenes también muestran a un migrante rescatado en una zona fronteriza el sábado. “La policía tunecina nos deportó a Libia”, afirma.
Ibrahim, un congoleño que vivía en Zarzis (centro-oeste de Túnez), contó a la AFP que la policía lo detuvo cuando iba a trabajar.
“Nos dejaron en el desierto”, afirmó. “Llevamos varios días en el desierto. Vimos a un pastor que nos dio pan y agua”, continuó.
La muerte de un tunecino en un altercado entre migrantes y tunecinos en la ciudad portuaria de Sfax el 3 de julio desató un estallido de violencia que terminó con la expulsión de centenares de migrantes africanos de la ciudad.
Sfax es el principal punto de partida para la emigración clandestina hacia Europa, a bordo de precarias embarcaciones que cruzan el Mediterráneo en peligrosas travesías.
Según oenegés tunecinas, entre 100 y 150 migrantes, entre ellos mujeres y niños, siguen atrapados en la frontera con Libia.
La Cruz Roja tunecina indicó que dio cobijo a más de 600 migrantes trasladados desde el 3 de julio a la zona militarizada de Ras Jedir, al norte de Al’Assah, en la costa mediterránea.
En el oeste de Túnez, cerca de la frontera con Argelia, cerca de 165 migrantes abandonados fueron rescatados, informó el viernes el Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES), sin precisar hacia dónde fueron llevados.