El ministro de Transparencia, Edmundo Orellana, se confirmó “tira la toalla”, por la pésima administración del actual gobierno, del que ya no quiere ser parte del desastre que impera en todas las secretarías.
La gota que rebalsó el vaso, fue la aptitud que asumió la ministra de Derechos Humanos, en relación al problema de la directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, quien se marchó con su familia ante las amenazas de grupos de Libre, por haber denunciado el “familión”.
Castellanos prefirió abandonar el país, ante la ola de inseguridad que impera en el país, ya que lo más seguro es la muerte, que prevenirla y en esta oportunidad, su familia estaba fuertemente amenazada.
(Noticia en desarrollo)