Sudán se está hundiendo “en la muerte y la destrucción” a una velocidad “sin precedentes”, denunció este lunes el secretario general de la ONU, al abrir una conferencia de donantes que busca responder a la crisis humanitaria en el país.
“Sin un apoyo internacional fuerte, Sudán podría convertirse rápidamente en un lugar de anarquía, causante de inseguridad en toda la región”, advirtió Antonio Guterres, tras dos meses de conflicto que causaron más de 2.000 muertos y dejaron más de 2,2 millones de desplazados y refugiados.
“Antes de que el conflicto estallara, Sudán ya afrontaba una crisis humanitaria. Eso se ha transformado ahora en una catástrofe que afecta a más de la mitad del país”, añadió Guterres.
Naciones Unidas lanzó dos llamamientos para hacer frente a la crisis: ayuda humanitaria para Sudán, y ayuda para los refugiados en los países de acogida.
Dichos pedidos a los donantes se elevan a 3.000 millones de dólares este año, una cantidad que ahora mismo está cubierta en menos de un 17%.
Numerosos responsables de ayuda humanitaria en la ONU observaron que en las semanas posteriores a la invasión rusa de Ucrania, en cambio, se movilizaron fondos rápidamente.
Esos donantes se han mostrado menos generosos con Sudán, pese a una crisis humanitaria aguda antes de que el 15 de abril estallaran los enfrentamientos entre el ejército, dirigido por el general Abdel Fattah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo.
Guterres estimó que la única forma de poner fin a la crisis es volver a la paz y restablecer un régimen civil.