Sudán sufre un estallido de violencia que ya dejó más de 400 muertos por los combates entre el general Abdel Fatah al Burhan y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido, de Mohamed Hamdan Daglo. ¿Quiénes son y cuáles son sus objetivos?
– ¿Con cuántas fuerzas cuenta cada bando? –
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) calcula que el ejército cuenta con 100.000 efectivos y los paramilitares, con 40.000.
Pero varios expertos han revisado la cifra al alza y estiman que los paramilitares cuentan con 100.000 miembros, y el ejército, aún más.
En el terreno, sin embargo, ningún bando parece estar ganando la partida tras una semana de encarnizados combates.
Para Alex de Waal, especialista de África, las dos fuerzas “tienen el mismo tamaño y la misma capacidad de combate”.
El conflicto estalló por las diferencias entre ambos generales respecto a la manera de integrar las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en el ejército regular.
El grupo paramilitar está integrado por exmilicianos acusados de haber violado los derechos humanos en la guerra de Darfur, una región del oeste del país azotada por un largo conflicto que empezó en 2003. Los milicianos lucharon bajo órdenes del dictador Omar al Bashir, derrocado tras unas manifestaciones masivas en 2019.
El general Burhan deseaba integrar a los paramilitares en un plazo de dos años con los criterios de reclutamiento del ejército. El general Daglo, en cambio, quería que la integración de sus fuerzas se hiciera en un plazo de diez años y que sus combatientes conservasen sus grados.
– ¿Cuáles son sus objetivos militares? –
Los militares y paramilitares solían enfrentarse juntos a grupos rebeldes radicados en provincias remotas. Pero esta vez se enfrentan entre ellos y en un terreno que conocen poco: Jartum, la capital del país.
En este nuevo pulso, “ni el ejército ni las FAR parecen querer ceder”, afirma Aly Verjee, investigador del instituto Rift Valley, especializado en el análisis del centro y el este de África.
Por otro lado, las FAR buscan “prolongar el conflicto” para agotar la limitada capacidad de la fuerza aérea y hacer que el ejército pierda así su principal ventaja, asegura.
El objetivo del ejército, a su vez, es “debilitar a las FAR lo más rápido posible”. “Si reduce la presión, las FAR podrán resistir más tiempo”, prosigue el experto.
El ejército puede aprovechar ahora “su débil estructura de mando y el hecho de que su suministro no esté garantizado”, añade.
– ¿Cómo podría terminar el conflicto? –
Para Jehanne Henry, abogada estadounidense de derechos humanos especializada en Sudán, podría haber varios “escenarios catastróficos”.
Uno de ellos es que gane el ejército y que Burhan “vuelva a colocar a los islamistas del antiguo régimen” en el poder, ignorando las presiones internacionales, como ya hicieron los militares durante años bajo la dictadura del general al Bashir.
Podrían incluso “reclutar a aliados civiles” para dar una impresión de cambio, afirma.
Otro escenario posible es que las FAR “no se rindan fácilmente y prolonguen el conflicto aliándose con otros grupos armados en provincias alejadas de Jartum”.
– ¿Quién apoya a quién? –
Al norte, Egipto, “al que le gustaría verse como una potencia colonial”, apoya al ejército para preservar su parte del agua del río Nilo, explica Henry.
Al sur, Etiopía “se alza contra El Cairo”, también por el tema del agua del Nilo, y, por tanto, podría adoptar una postura de apoyo a las FAR.
Al este, es posible que “los Emiratos Árabes Unidos, que apoyan a Daglo porque participó en la coalición saudita en Yemen, vendieran armas a las FAR”, añade.
Quedan los desiertos de Chad y Libia, otros países fronterizos de Sudán. Ambas zonas bordean el bastión del general Daglo, Darfur, por lo que podrían convertirse en plataformas para enviar municiones y mercenarios a las FAR.
El centro de investigación International Crisis Group está especialmente preocupado por el “riesgo de contagio, ya que grupos étnicos a caballo entre las fronteras podrían unirse al conflicto”.