Un año después de su sonada retirada de Roland Garros, cuando confesó sufrir episodios depresivos, contribuyendo a poner en el foco la cuestión de la salud mental de los deportistas de alto nivel, Naomi Osaka está de regreso a París. No sin un poso de preocupación.
“No voy a mentir: cuando regresé aquí por primera vez estaba preocupada. Preocupada porque haya personas a las que, digamos, he lastimado y encontrarme con ellas. También porque no me gustó cómo gestioné la situación”, reconoce la antigua N.1 del mundo y cuádruple ganadora de Grand Slam con su voz tenue.
“Pero globalmente todo el mundo tuvo una reacción positiva, yo creo”, opina.
“Yo estaba también muy preocupada por esta conferencia de prensa, porque sabía que tendría muchas preguntas al respecto”, prosiguió la japonesa de 24 años, deportista con más ingresos del mundo.
El caso en cuestión es el revuelo provocado hace una año con su decisión, recibida con sorpresa general a unos días de la edición de 2021 de Roland Garros, de no ofrecer conferencias de prensa para proteger su salud mental.
– “Creo que va bien” –
“Si las instancias creen que pueden simplemente seguir diciéndonos ‘Id a la conferencia o tendréis una multa’, e ignorar la salud mental de los deportistas, que son la pieza maestra, entonces prefiero reírme”, lanzó entonces en las redes sociales.
Su silencio provocó un gran eco mediático. Unos días después, los cuatro torneos de Grand Slam, los más prestigiosos del tenis mundial, blandieron conjuntamente la amenaza de sanciones hasta una suspensión si Osaka se obstinaba en su postura, y la estrella nipona optó por abandonar antes de la segunda ronda.
No sin revelar que pasó por “largos periodos de depresión desde el US Open de 2018 (su primer título en Grand Slam)” además de problemas de ansiedad en el día a día.
Un año después del episodio parisino, “yo no diría que eso ha abandonado mi mente. Por supuesto aún pienso en ello”, reconoce Osaka.
“También me preparo, en caso de, para la posibilidad de que alguien diga algo cuando esté en la pista, como en Indian Wells (donde fue abucheada por una espectadora en marzo y terminó en lágrimas). Pero globalmente creo que va bien”, estima.
Después de su retirada del Grand Slam parisino la pasada primavera europea, Osaka realizó una nueva pausa antes de reaparecer a finales de julio en los Juegos Olímpicos de Tokio, en su país natal, en el que es un icono, aunque creció y vive en Estados Unidos.
– Voz del deporte mundial –
“Fue muy interesante ver que en la villa (olímpica), la gente venía a darme las gracias. Creo que todos los deportistas pasan por lo mismo”, cuenta la tenista, convertida en una de las voces del deporte mundial, desde la cuestión de las desigualdades raciales a la de la salud mental, emergida en los últimos tiempos.
Osaka, apoyada por una psicóloga, aprecia que torneos como Roland Garros o el US Open “implanten” espacios específicos.
En lo puramente deportivo, después de Roland Garros y hasta una final en Miami a comienzos de abril, Osaka pasó por un periodo sin éxitos en el que descendió al puesto 80ª del ranking mundial en febrero.
En la tierra batida, que no es su superficie preferida, un tendón de Aquiles molesto sólo le permitió jugar dos partidos este curso, en Madrid, antes de medirse con la estadounidense Amanda Anisimova (28ª) en primera ronda en París.
Con su actual 38º puesto mundial, Osaka no es cabeza de serie, pero al menos ha evitado en las primeras rondas a su peor pesadilla: “Soñé hace unos días que debía enfrentarme a Iga (Swiatek, la N.1 del mundo, con una serie de 28 victorias consecutivas) y tuve miedo… Felizmente no ocurrió”.