Fervor religioso por todo lo alto

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De nuevo los hondureños volvieron a demostrar el amor a Jesús, y en el Domingo de Ramos, salieron masivamente a conmemorar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

Personas de la tercera edad, con muletas, en silla de ruedas y bajo un fuerte sol, no importó el amor a Dios de habernos dado a su hijo unigénito para lavar nuestros pecados, que pagó Jesús en la Cruz del Calvario.

Tegucigalpa no se quedó atrás y la Catedral Metropolitana lució abarrotada de feligreses, que también le dieron la bienvenida a José Vicente Nácher, quien presidió la misa.

Niños, jóvenes, adultos y ancianos desde tempranas horas se desplazaron a las diferentes iglesias para acompañar la procesión del Domingo de Ramos que anuncia la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

En la capital hondureña las familias se apostaron en la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel para presenciar la homilía.

La feligresía católica con sus ramos en manos acompañó los cuadros en vivo que se desarrollaron a lo largo de la procesión.

En San Pedro Sula, la celebración de la palabra y la bendición de las palmas, comenzó en el María Auxiliadora y desde allí partió la procesión hacia la Catedral Metropolitana para celebrar la Solemne Eucaristía de Domingo de Ramos y de la Pasión de Jesucristo, presidida por monseñor Miguel Lenihan.

En la Diócesis de La Ceiba, los sus actos litúrgicos dieron inicio con procesión de Ramos desde el malecón, donde llegó como invitado el obispo emérito de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana.

Santa Bárbara

Asimismo, en ciudades como Tocoa, Roatán, La Esperanza, Choluteca, Danlí, Comayagua, Juticalpa, Santa Rosa de Copán y Santa Bárbara entre otras, la procesión del Domingo de Ramos se mostró muy concurridas de feligreses.

“La iglesia está viva, Jesús está vivo”, gritaban los feligreses en la procesión.

Los sacerdotes explican que comúnmente lo llamamos Domingo de Ramos, otros el domingo de Hosanna, pero la definición más correcta es: Domingo de la Pasión del Señor, porque es el comienzo de la «gran semana» durante la cual se recuerdan los últimos días de la vida terrenal de Cristo.

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