El Reino Unido y la Unión Europea adoptaron formalmente el viernes su nuevo acuerdo sobre las disposiciones posbrexit en Irlanda del Norte, que no logró, sin embargo, poner fin al bloqueo político en esa región británica de convulso pasado.
El ministro británico de Relaciones Exteriores, James Cleverly, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, firmaron el denominado “marco de Windsor” en Londres.
“Lo veo como la apertura de un nuevo capítulo”, declaró después Sefcovic. “Estamos dando un nuevo impulso positivo a la relación entre la UE y el Reino Unido”, consideró, esperando “abrir nuevas vías en los ámbitos político y económico para una mayor cooperación”.
“Creemos que, con este nuevo marco en vigor, estamos abriendo nuevas oportunidades para la población y las empresas de Irlanda del Norte”, agregó.
En un comunicado, Cleverly elogió el “marco de Windsor” como “el mejor acuerdo para Irlanda del Norte, que asegura su lugar en el Reino Unido y protege” el acuerdo del Viernes Santo de 1998, que puso fin a tres décadas de conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes dejaron más de 3.600 muertos.
Los diputados británicos aprobaron el miércoles por abrumadora mayoría una parte crucial del texto, pese a la rebelión del ex primer ministro Boris Johnson y otros conservadores euroescépticos que votaron en contra.
El principal partido unionista de Irlanda del Norte, el DUP, también votó contra esa medida clave, que otorga al parlamento autónomo norirlandés un veto sobre las nuevas reglas de la UE que se implementen en la región.
Pese a “representar un avance real”, el nuevo acuerdo “no aborda la cuestión fundamental, es decir la imposición de la legislación de la UE” en Irlanda del Norte, había justificado la semana pasada el líder del DUP, Jeffrey Donaldson.
El “marco de Windsor”, alcanzado el mes pasado entre Londres y Bruselas, actualiza el llamado protocolo norirlandés negociado en 2020 por Johnson en el marco de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Aquel protocolo mantenía a Irlanda del Norte dentro del mercado único europeo, con el objetivo de evitar una frontera terrestre “dura” con la vecina República de Irlanda, país miembro de la UE, que amenazase la frágil paz entre republicanos y unionistas.
Sin embargo, para ello imponía controles aduaneros a los productos llegados a la región desde el resto del Reino Unido, lo que el DUP denunciaba como una amenaza al lugar de Irlanda del Norte dentro del país.
En protesta, este partido bloquea desde hace un año las instituciones regionales norirlandesas, donde católicos y protestantes deben compartir el poder en virtud del acuerdo de paz de 1998.