«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”

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«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”, pero ustedes la han convertido en una cueva de bandidos».


Mi Señor, ¿será que comprendemos la belleza que nos descubres en esa frase de la Escritura? Tu Casa será casa de oración, espacio donde nos esperas para hablar con nosotros, para escucharnos, iluminar nuestro camino, sentarte con nosotros a tu mesa y partirnos el pan! Espacio de Amor que libera, sana, reconforta, donde podemos ser nosotros mismos sin las máscaras que nos pide el mundo.


Casa de encuentro donde todos somos bienvenidos, Casa para entrar en tu misterio de Amor y Salvación.
Tu Casa, Señor, cuyas puertas has abierto con tus manos heridas para que tu pueblo pudiera entrar. Y nosotros… la hemos convertido en «cueva de ladrones».


Nos olvidamos, muy fácilmente, que eres Tú quien nos espera y nos recibe, y entramos a tu Casa y hablamos con todos y de todo, ¡pero no hacemos silencio para escucharte y hablar contigo!“.


«Cueva de ladrones» en la que vivimos el cumpli-miento pero nos olvidamos de la misericordia y el amor que nos pides.


Con la murmuración y la indiferencia, la soberbia y los prejuicios, herimos al hermano y la oración a la que nos llamas ¡no existe!


¡Señor y Dios mío, perdón!


Perdón porque somos ciegos a la infinita Gracia que nos regalas en cada Eucaristía, en cada momento que entramos a tu Casa con el corazón abierto a Ti, a tu Palabra, a tu Amor. ¡Señor Jesús, abre nuestro corazón a Tu Palabra! ¡Lo necesitamos!

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