En el transcurso de la semana, los pacientes del Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza, en Tegucigalpa, llegaron a la institución para cumplir con sus citas médicas y retirar sus medicamentos, sin embargo, eso les fue imposible, ya que el centro asistencial permaneció cerrado.
En el hospital solo se estuvo atendiendo el área de emergencia, ya que, por el desabastecimiento de medicinas y la falta de pago al personal, el sindicato de los hospitales psiquiátricos ha mantenido una toma de las instalaciones.
Representantes del sindicato lamentaron que tanto el Mario Mendoza, como el Hospital Psiquiátrico Santa Rosita tienen un alto desabastecimiento y que los pacientes lo que reciben son recetas para comprar los fármacos.
Por su parte, los pacientes confirmaron dicha versión, ya que, en ocasiones de cuatro recetas, solo les entregan una o dos, y las demás deben buscar la forma de comprarlas, aunque los precios son altos.
“Yo trabajo para poder comprar medicamentos, ¡Y todo está tan caro! Una me cuesta 200 y otra 510, yo desde antes de septiembre estoy comprando medicamentos y aquí nos dicen que están de brazos caídos”, lamentó Elba Inestroza, quien viajó desde Olancho y no fue atendida.
Agregó que “nos dicen que es por un dinero que les deben y que no hay medicamentos; a mí me tocaba cita, yo busco que me la renueven, porque yo vivo largo, que me la cambien o me den la receta, pues será para seguirlas comprando”.
Los pacientes, en su mayoría, llegan acompañados de un familiar, ya que muchos de ellos están mal por la falta de sus tratamientos, ya que no todos tienen recursos para comprarlos.
“Yo vengo desde el sur para sacarle las medicinas a mi hija, pero no hay, solo una y las otras debo comprarlas, las autoridades deben solucionar esto, uno viene desde largo a nada, solo a gastar lo poquito que tiene”, denunció un padre de familia.
Otros pacientes, con lágrimas le han pedido a la presidenta Xiomara Castro, una solución y que “ponga mano en esto”, ya que la mayoría de estos pacientes viajan desde el interior del país.
“Yo vengo desde Juticalpa, y de ahí tomo otro bus a mi lugar; ya he venido por cuatro veces a nada, ya me desajusté y tengo que comprar las medicinas, y cómo las compro, soy madre soltera, trabajo para mi obligación”, expresó una paciente, sin poder contener las lágrimas.
“No es justo que estén haciendo esto, uno deja de comer para venir a sacar medicamentos y que de repente digan que ni siquiera lo están atendiendo, deberían de cambiar el ritmo que lleva; Xiomara, debería poner un alto, ya no aguantamos, todo caro”.
Aseguró que la situación es difícil y que en cada viaje gasta 300 lempiras solo en pasajes, para llegar hasta la capital, pero en algunas ocasiones debe aguantar hambre.