La desaparición de la joven, Angie Peña (22 años), es la punta de lanza de lo que sería en Honduras una enorme red de Trata de mujeres y niñas en la que están involucrados no solo ciudadanos estadounidenses, sino europeos, orientales, hindúes, con en el apoyo de hondureños, quienes han facilitado el actuar de los delincuentes transnacionales, según información en poder de investigadores policiales, quienes no han podido aún desbaratar el enorme grupo criminal.
Desde la inédita captura del norteamericano, Gary Lee Johnston (63 años) uno de los principales enlaces en la estructura de tratantes de mujeres y niñas para explotación sexual comercial en Roatán, el pasado 29 de agosto, los investigadores han seguido recabando información que refuerza la participación de más personas, no solo en el delito transnacional; sino en el caso de Angie Peña.
Durante una serie de allanamientos simultáneos en todo el departamento de Islas de la Bahía para dar con el paradero de Angie Peña, el empresario “gringo”, Gary Lee Johnston, fue detenido en una de sus propiedades, en donde también agentes policiales encontraron debajo de su cama a una menor de edad, entre otras evidencias como recibos de pagos, celulares, computadoras con contenido pornográfico, decenas de carpetas con fotografías de cientos de mujeres hondureñas, centroamericanas, tailandesas, chinas, entre otras.
Según las investigaciones policiales, la enorme red de Trata ha usado las paradisiacas islas hondureñas, como punto de captación a base de vigilancia, seguimientos en redes sociales de mujeres y niñas, recepción de las víctimas nacionales y extranjeras aprovechando la lejanía y la escasa presencia policial y hasta el desinterés de las autoridades en brindar seguridad de los habitantes en esa zona del país.
Ante ese panorama, se conoció que la operatividad de los criminales tampoco sería posible si no estuviesen involucrados decenas de extranjeros, con fuerte capacidad económica y hondureños, quienes se desenvuelven no solo en el sector de turismo y servicios relacionados como hoteles, bares, moteles, pequeños comercios, sino también en el ámbito policial, fiscal y hasta judicial a base de sobornos.
OMISIÓN Y DESINTERĖS CREA SOSPECHA DE MÁS NEXOS
Según los investigadores, con lo anterior todos los involucrados en la red de Trata permite que muchas veces todas estas personas operen de forma simultánea y conectada desde Islas de la Bahía, sectores del Atlántico, San Pedro Sula, La Ceiba, Trujillo, Copán, Colón, Gracias, Olancho, entre otros departamentos, inclusive con contactos en Francisco Morazán y hasta cruzando aguas extranjeras por La Mosquitia, para llegar a Guatemala, Belice, Gran Caimán, entre otros.
En ese sentido, en el caso de la desaparición de Angie Peña, se trató de una operación premeditada en la que participaron varias personas, hombres y mujeres nacionales y extranjeros, quienes tras la captura del norteamericano Gary Lee Johnston, han cambiado sus domicilios, solicitado protección a base de sobornos y siguen moviéndose “en el negocio” usando otras estrategias, que pese a ser conocidas por algunas autoridades, no se ha vuelto a dar importancia al caso, ni ordenado capturas, ni allanamientos, según información de algunos agentes quienes conocen el caso.
Estos mismos agentes, han revelado que, si bien existe interés de algunas autoridades en Seguridad, hay otros extremos que imposibilitan dichas capturas y tiene que ver con omisiones, sabotaje, contubernio y hasta nexos con el crimen organizado enraizado aun en la Policía Nacional, Ministerio Público (MP) y Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Mientras tanto, más de diez meses han pasado desde que Angie Peña, desapareció el pasado 1 de enero, cuando conducía una moto acuática, en un sector del mar en Roatán, desde ese entonces se realizaron operativos policiales, alertas internacionales y ofrecimiento de recompensas que actualmente se mantiene en 200 mil lempiras, por cualquier información que lleve al paradero de la joven universitaria, pero hoy las acciones están en punto muerto por acción y omisión, según algunos investigadores.
Tras conocer las acciones de la Policía Nacional, los familiares de Angie, también han expresado que siguen guardando las esperanzas de que su hija aparezca con vida, pero han notado que, pese a las decisiones, ayuda y acciones de algunas autoridades de la Secretaría de Seguridad, hay otros funcionarios y policías, quienes les ignoran sus llamadas y hasta les demuestran desinterés en el caso.