«Para mí, la Vida es Cristo»

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Si como San Pablo podemos decir que: «Para mí, la Vida es Cristo», entonces podremos entender que la verdadera ganancia, que debemos procurar no es aquella que se cuantifica con dinero o con poder, no la que se alcanza con los «primeros puestos» sino siendo de verdad sencillos, sin complicaciones, con corazón limpio y no malintencionado.


Sólo el que busca servir y amar entenderá que «estar con Cristo es con mucho lo mejor,» porque comprenderá que a Cristo no se le encuentra sólo al final de nuestra vida, sino que debemos verle en el que sufre, en el que no tiene un ‘puesto’ que ofrecernos pero necesita que le demos su lugar como hijo De Dios y hermano nuestro.


No permitas, Señor, que se nos olvide que «el que engrandece a sí mismo, será humillado…». Que nuestras acciones nos ganen un ‘lugar’ en el Cielo y no un aplauso o una adulación que dura lo que un suspiro y nos puede distraer de la meta que es, estar contigo.

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