Un grupo de expertos recomienda gravar la riqueza en América Latina, tal como lo empiezan a hacer en Chile y Colombia, para enfrentar la crisis climática que afecta a países como Honduras, la pobreza por pandemia y los efectos de la guerra ruso ucraniana.
Estas reformas se debatieron en Washington DC durante el panel de alto nivel “Vientos de cambio: el futuro de las reformas fiscales en América Latina”, en el marco de las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la semana pasada.
El ministro de Hacienda de Colombia, José Antonio Ocampo, explicó que la propuesta de reforma tributaria, “es una respuesta a la enorme desigualdad que sufre nuestro país”.
En primer lugar, Ocampo propone, introducir un impuesto a la riqueza y eliminar los beneficios fiscales; en segundo lugar, gravar las sobreganancias corporativas; y tercero, luchar contra la evasión y elusión fiscal.
“Nos gustaría impulsar un mejor acuerdo para América Latina con el apoyo de Chile que pueda mejorar las cosas”, dijo en alusión al 15 por ciento que impuso la OCDE a más de 100 corporaciones, que ha sido un fracaso en América Latina.
UNA AFRENTA AL STATU QUO
La subsecretaria chilena de Hacienda, Claudia Sanhueza, consideró que “siempre es un desafío hacer un acuerdo que cambie el status quo, pero debemos hacerlo. Hay incentivos para competir entre nosotros rebajando los tipos del impuesto sobre la renta”.
En Honduras cobra vigencia la eliminación de privilegios fiscales, dado que es el país de la región que más exoneraciones otorga a distintos sectores, el 7.2 por ciento del PIB anual, lo que no se refleja en mayores flujos de inversión, argumentan expertos.
“La posibilidad de coordinación regional está y es ahora”. “Necesitamos un crecimiento inclusivo, menos desigualdad, y eso tiene un precio. Por eso necesitamos reformas fiscales”, dijo la viceministra chilena.
“Quiero decir que tanto Colombia como Chile están avanzando en la dirección correcta con reformas fiscales muy importantes. Para los mercados emergentes, especialmente en la actual situación internacional, es difícil financiarse y necesitan más espacio fiscal”, mencionó el premio Nobel, Joseph Stiglitz.
“La única manera para lograrlo es una fiscalidad más progresiva. Eso significa gravar la riqueza, asegurarse de que las multinacionales paguen la parte justa de impuestos que les corresponden, y que tributen las sobreganancias”, coincidió con el planteamiento el Nobel.
DÉCADAS PERDIDAS
“Durante décadas, el sector público ha perdido recursos, no solo en los países en desarrollo. Las estructuras fiscales que tenemos hoy en día no son progresivas y en algunos países son incluso regresivas. Esto provoca mucho resentimiento, socava nuestra democracia y nuestra solidaridad”, añadió Stiglitz.
“Así que no podemos aplicar las viejas recetas de la austeridad. Necesitamos una fiscalidad más progresiva, y Chile y Colombia están mostrando el camino”, resumió.
Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, expuso la preocupación por “reconocer que tenemos los medios para recuperar las enormes ganancias que se dan entre los que más tienen”. “Hay un enorme margen para gravar la riqueza y las rentas de capital de forma más eficiente”.
“Necesitamos impuestos a las sobreganancias de manera permanente, y para todos los sectores no solo el energético. Y necesitamos que ese dinero se invierta en servicios públicos vitales para reducir la desigualdad, como la sanidad universal y la protección social”, puntualizó.